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Este es un perrito que nacio sin las patitas delanteras, una malformación le privo la comodidad de caminar sobre sus cuatro patas, pero eso fortalecio más el espiritu del animalito y de las personas que lo acogieron.
En verdad no solo se dice que los perritos son animales de costumbres, sino tambien de VOLUNTAD, esta claro que este animalito a pesar de su impedimento desde nacimiento, logro superar cualquier espectativa, es un ejemplo significante de lo que se puede conseguir por la fuerza de la voluntad y el amor.
Gracias a Dios este animalito llego a manos de personas que con mucho cariño y pasciencia lo criaron, ahora es cuando pienso en verdad que ellos llegan a nuestras manos para hacer de nosotros seres mejores, sea como sean ellos.. finos, de raza, chiquitos, grandes, poco agraciados, o sea como sean cada uno de ellos tienen algo que enseñarnos sin ningun miramiento y desprendidamente.
V.H.CH.S.
En verdad no solo se dice que los perritos son animales de costumbres, sino tambien de VOLUNTAD, esta claro que este animalito a pesar de su impedimento desde nacimiento, logro superar cualquier espectativa, es un ejemplo significante de lo que se puede conseguir por la fuerza de la voluntad y el amor.
Gracias a Dios este animalito llego a manos de personas que con mucho cariño y pasciencia lo criaron, ahora es cuando pienso en verdad que ellos llegan a nuestras manos para hacer de nosotros seres mejores, sea como sean ellos.. finos, de raza, chiquitos, grandes, poco agraciados, o sea como sean cada uno de ellos tienen algo que enseñarnos sin ningun miramiento y desprendidamente.
V.H.CH.S.
En el aire hay un pájaro muerto;
quién sabe adónde iba
ni de dónde ha venido.
¿Qué bosques traía,
qué músicas deja,
qué dolores envuelven
su cuerpo?
¿En cuál memoria quedará
como diamante,
como pequeña hoja
de una selva desconocida?
Pero en el aire hay un patio
y una pradera,
hay una torre y una ventana
que no quieren morir
y están prendidos de su cola
larga de norte a sur.
En el aire hay un pájaro muerto.
No sabrá de la tierra
ni de esta mancha
que todos llevamos,
de las máscaras que lapidan,
de los bufones
que hacen del Rey
un arlequín perdido.
¿Quién lo guarda,
quién lo protege como si fuera
la mariposa angélical?
Pájaro muerto
entre el cielo y la tierra
Giovani Quessep
quién sabe adónde iba
ni de dónde ha venido.
¿Qué bosques traía,
qué músicas deja,
qué dolores envuelven
su cuerpo?
¿En cuál memoria quedará
como diamante,
como pequeña hoja
de una selva desconocida?
Pero en el aire hay un patio
y una pradera,
hay una torre y una ventana
que no quieren morir
y están prendidos de su cola
larga de norte a sur.
En el aire hay un pájaro muerto.
No sabrá de la tierra
ni de esta mancha
que todos llevamos,
de las máscaras que lapidan,
de los bufones
que hacen del Rey
un arlequín perdido.
¿Quién lo guarda,
quién lo protege como si fuera
la mariposa angélical?
Pájaro muerto
entre el cielo y la tierra
Giovani Quessep
¿Qué puedo hacer? Si en esta hora
más triste de la tarde llegan y todas reunidas
corren y saltan a mi alrededor
y sus torpes hocicos restregándome
aturden mis oídos con banales quejas.
¿Qué puedo hacer? Yo que tanto las he amado,
que cambié sus repetidos y vulgares nombres
por otros ilustres entre la fauna y el corral.
Ahora que el caballo viene apresurando al trote
y me muestra su negociable virginidad perdida
y sonríe la rata en su agujero
masticando feliz sus convicciones,
ahora que el puercoespín canta el olvido
y la serpiente amarillenta exprime avariciosa su placer.
¿Qué puedo hacer? Si chillan la cigüeña y la gaviota
resbalando la esperma por sus muslos
y el astuto cerdito más que nunca gruñe fantasías e incumplidas promesas.
Tanto amor como puse, tanta desatada ternura
y cálida pupila sobre piernas o pechos
¿qué se hicieron?-, si sólo con protestas, improperios feroces,
traiciones tan baratas y usadas que nunca imaginara
pagan mis interminables, dolorosos desvelos.
Y vedlas avanzar, enlazadas sus pezuñas o rabos,
horda cruel sobre la hierba húmeda
y luego ya calmadas, contempladlas,
desafiantes labios, oscuras cavernas
donde caí mil veces y volveré a caer,
aunque el buitre, bendecido por sagrarios y misas,
escarbe mi carroña y se alimente de ella
recompensando así su vaginal y temblorosa paz.
¿Qué puedo hacer? Mientras altiva,
el largo cuello de poderío y perlas adornado,
la jirafa me mira y desaprueba con elegante gesto mi conducta,
lo mismo que la lechuza dogmática y prochina.
¿Qué puedo hacer? Si todo este aquelarre, ansioso de venganza o justicia,
irrumpe en el ocio merecido de un domingo,
y nada quiero reprocharles, aunque algo podría.
¡Oh mis dulces animales!, si os he amado tanto
que ahora cuando os veo, en galope polvoriento y frenético partir,
os daría hasta aquello que no os pertenece,
lo poco que bajo astillada memoria
y estremecidos signos de placer, os he ocultado.
Sí, os entregaría mi corazón más puro,
aun sabiendo que no es buen alimento para vosotros
y que poco provecho sacaríais de él.
¡Oh mis dulces animales picoteantes sin descanso,
como el tordo o el grajo, en la parra más dulce!
¡Oh siempre interesadas bestias bellas,
en la fruta que alegra el árbol en verano!
más triste de la tarde llegan y todas reunidas
corren y saltan a mi alrededor
y sus torpes hocicos restregándome
aturden mis oídos con banales quejas.
¿Qué puedo hacer? Yo que tanto las he amado,
que cambié sus repetidos y vulgares nombres
por otros ilustres entre la fauna y el corral.
Ahora que el caballo viene apresurando al trote
y me muestra su negociable virginidad perdida
y sonríe la rata en su agujero
masticando feliz sus convicciones,
ahora que el puercoespín canta el olvido
y la serpiente amarillenta exprime avariciosa su placer.
¿Qué puedo hacer? Si chillan la cigüeña y la gaviota
resbalando la esperma por sus muslos
y el astuto cerdito más que nunca gruñe fantasías e incumplidas promesas.
Tanto amor como puse, tanta desatada ternura
y cálida pupila sobre piernas o pechos
¿qué se hicieron?-, si sólo con protestas, improperios feroces,
traiciones tan baratas y usadas que nunca imaginara
pagan mis interminables, dolorosos desvelos.
Y vedlas avanzar, enlazadas sus pezuñas o rabos,
horda cruel sobre la hierba húmeda
y luego ya calmadas, contempladlas,
desafiantes labios, oscuras cavernas
donde caí mil veces y volveré a caer,
aunque el buitre, bendecido por sagrarios y misas,
escarbe mi carroña y se alimente de ella
recompensando así su vaginal y temblorosa paz.
¿Qué puedo hacer? Mientras altiva,
el largo cuello de poderío y perlas adornado,
la jirafa me mira y desaprueba con elegante gesto mi conducta,
lo mismo que la lechuza dogmática y prochina.
¿Qué puedo hacer? Si todo este aquelarre, ansioso de venganza o justicia,
irrumpe en el ocio merecido de un domingo,
y nada quiero reprocharles, aunque algo podría.
¡Oh mis dulces animales!, si os he amado tanto
que ahora cuando os veo, en galope polvoriento y frenético partir,
os daría hasta aquello que no os pertenece,
lo poco que bajo astillada memoria
y estremecidos signos de placer, os he ocultado.
Sí, os entregaría mi corazón más puro,
aun sabiendo que no es buen alimento para vosotros
y que poco provecho sacaríais de él.
¡Oh mis dulces animales picoteantes sin descanso,
como el tordo o el grajo, en la parra más dulce!
¡Oh siempre interesadas bestias bellas,
en la fruta que alegra el árbol en verano!
Autor: NN
La pata coja colgando
Como una inútil piltrafa
Pasó un perro por mi lado.
Un perro de pobre casta
Uno de esos, callejeros
Pobre de sangre y de estampa.
Nacen en cualquier lugar
De perras tristes y flacas
Destinados a comer basuras
De plaza en plaza.
Si pequeños por el que
Fino y agil de la infancia
Baloncitos de peluche
Tibios borlones de lana
Los miman, los acurrucan
Los sacan al sol, les cantan
De mayores por el que:
"¡Ay, como se les fue la gracia!"
Los dejan a su ventura
Mendigos de plaza en plaza
Sus hambres por los rincones
Y su sed sobre las charcas.
Y que tristes ojos tienen
Que recóndita mirada
Como si en ella pusieran su dolor
A media asta.
Y se mueren de tristeza
A la sómbra de una tapia
Si es que un lazo no les da
Una muerte anticipada.
Yo lo llamo
Todo orejas asustadas
Todo hociquito curioso
Todo sed, hambre, nostalgia
El perro escucha mi voz
Olfatea mis palabras
Como esperando... o temiendo
Pan, caricias o pedradas
No en vano lleva
Un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar
Docil a medias avanza
Moviendo el rabo con miedo
Y las orejitas gachas.
Chasco los dedos y digo:
"Vamos ven aqui, no te hare nada
Vamos, vamos"
Y adiós la desconfianza
Que ya se tiende a mis pies
A tiernos aullidos canta
Ladra para hablar mas fuerte
Salta, ladra, gira, rie
Canta, rie, rie, llora
Y el rabo es un abanico de palabras
Es tan grande su alegría
Que más que hablarme,
Me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Si, si! Mal halla, mal halla"
El perro me entiende
Sabe que mal digo la pedrada
Aquella pedrada dura que
Le destrozo la pata
Y el con el rabo, me está
Agradeciendo la lástima.
"Pero tú no te preocupes
Ya no ha de faltarte nada
Yo también soy callejero
Y aunque de distintas plazas
Y a patita coja y triste
Voy de plaza en plaza
Las piedras que me tiraron
Me dejaron coja el alma
Entre basuras de tierra
Tengo mi pan y mi almohada".
"Vamos pues, vamos pues
Perrito mío...
Vamos pues... anda que te anda
Con nuestra cojera a cuestas
Con nuestra tristeza en andar
Tú por tus calles oscuras
Yo, por mis calles calladas
Tú, la pedrada en el cuerpo
Yo, la pedrada en el alma!".
"Y cuando mueras amigo,
Yo te enterrare
Bajo un letrero que dice:
Aqui yace
Un amigo de la infancia
Y en el cielo de los perros
San Roque te regalrará
Una muleta de plata."
Compañeros si los hay!
Amigos... donde los haya!
Mi perro y yo por la vida
Pan pobre! Rica compaña!
Era joven y era viejo
El tiempo pasado lo dejo
Medio sin alma
Fueron muchas penas
Mucho peso
Para sus tres patas.
Y una mañana en el huerto
Debajo de la ventana
Lo entontré tendido, frió
Como un duro musgo el pelo
Con el rocio brillaba
Ya estaba mi pobre perro
Muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
Se fue anda que te anda,
Con las orjeas de relance
Y el hociquito de escarcha.
Al llegar
San Roque en la puerta estaba
¡Ortopedico de mimos!
¡Cirujano de palabras!
Bien surtido de respuestos
Para curar viejas taras.
Para ti! Un rabo de oro
Para tí! Un ojo de ambar
Tú! Tus orejas de nieve
Tú! Tu hociquito de escarcha
Y tú!... y mi perro se reía
Tú!.. tu muleta de plata.
Ahora ya se porque
Está la noche agujereada
¿Estrellas? ¿Luceros?
!No!
Es mi perro que cuando anda
Con la muleta va haciendo
Agujeritos de plata.
Como una inútil piltrafa
Pasó un perro por mi lado.
Un perro de pobre casta
Uno de esos, callejeros
Pobre de sangre y de estampa.
Nacen en cualquier lugar
De perras tristes y flacas
Destinados a comer basuras
De plaza en plaza.
Si pequeños por el que
Fino y agil de la infancia
Baloncitos de peluche
Tibios borlones de lana
Los miman, los acurrucan
Los sacan al sol, les cantan
De mayores por el que:
"¡Ay, como se les fue la gracia!"
Los dejan a su ventura
Mendigos de plaza en plaza
Sus hambres por los rincones
Y su sed sobre las charcas.
Y que tristes ojos tienen
Que recóndita mirada
Como si en ella pusieran su dolor
A media asta.
Y se mueren de tristeza
A la sómbra de una tapia
Si es que un lazo no les da
Una muerte anticipada.
Yo lo llamo
Todo orejas asustadas
Todo hociquito curioso
Todo sed, hambre, nostalgia
El perro escucha mi voz
Olfatea mis palabras
Como esperando... o temiendo
Pan, caricias o pedradas
No en vano lleva
Un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar
Docil a medias avanza
Moviendo el rabo con miedo
Y las orejitas gachas.
Chasco los dedos y digo:
"Vamos ven aqui, no te hare nada
Vamos, vamos"
Y adiós la desconfianza
Que ya se tiende a mis pies
A tiernos aullidos canta
Ladra para hablar mas fuerte
Salta, ladra, gira, rie
Canta, rie, rie, llora
Y el rabo es un abanico de palabras
Es tan grande su alegría
Que más que hablarme,
Me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Si, si! Mal halla, mal halla"
El perro me entiende
Sabe que mal digo la pedrada
Aquella pedrada dura que
Le destrozo la pata
Y el con el rabo, me está
Agradeciendo la lástima.
"Pero tú no te preocupes
Ya no ha de faltarte nada
Yo también soy callejero
Y aunque de distintas plazas
Y a patita coja y triste
Voy de plaza en plaza
Las piedras que me tiraron
Me dejaron coja el alma
Entre basuras de tierra
Tengo mi pan y mi almohada".
"Vamos pues, vamos pues
Perrito mío...
Vamos pues... anda que te anda
Con nuestra cojera a cuestas
Con nuestra tristeza en andar
Tú por tus calles oscuras
Yo, por mis calles calladas
Tú, la pedrada en el cuerpo
Yo, la pedrada en el alma!".
"Y cuando mueras amigo,
Yo te enterrare
Bajo un letrero que dice:
Aqui yace
Un amigo de la infancia
Y en el cielo de los perros
San Roque te regalrará
Una muleta de plata."
Compañeros si los hay!
Amigos... donde los haya!
Mi perro y yo por la vida
Pan pobre! Rica compaña!
Era joven y era viejo
El tiempo pasado lo dejo
Medio sin alma
Fueron muchas penas
Mucho peso
Para sus tres patas.
Y una mañana en el huerto
Debajo de la ventana
Lo entontré tendido, frió
Como un duro musgo el pelo
Con el rocio brillaba
Ya estaba mi pobre perro
Muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
Se fue anda que te anda,
Con las orjeas de relance
Y el hociquito de escarcha.
Al llegar
San Roque en la puerta estaba
¡Ortopedico de mimos!
¡Cirujano de palabras!
Bien surtido de respuestos
Para curar viejas taras.
Para ti! Un rabo de oro
Para tí! Un ojo de ambar
Tú! Tus orejas de nieve
Tú! Tu hociquito de escarcha
Y tú!... y mi perro se reía
Tú!.. tu muleta de plata.
Ahora ya se porque
Está la noche agujereada
¿Estrellas? ¿Luceros?
!No!
Es mi perro que cuando anda
Con la muleta va haciendo
Agujeritos de plata.
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